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jueves, 10 de abril de 2014

Evaluación: el caso de las Smart Cities

¡Hola de nuevo! En este tercer taller vamos a tratar el fascinante desarrollo de las llamadas Smart Cities, es decir, "Ciudades Inteligentes". Para ello, nos basamos en el informe "2014: Behind Smart Cities Worldwide" elaborado por las Profesoras Olga Gil y Carmen Navarro, ambas de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Este informe incluye cómo se han desarrollado ocho ciudades, entre ellas, tres españolas, hacia lo que se conoce como una Smart City. Estas ciudades son: Shanghai, Japón, Iskandar, Amsterdam, Nueva York, Santander, Málaga y Tarragona.
En él, se puede examinar las fases de implementación de la política pública y su posterior evaluación, comprendiendo un gran número de actores, lo que lo convierte en un estudio verdaderamente interesante.



En este tercer taller para la asignatura Análisis de Políticas Públicas, nos vamos a centrar en la fase de evaluación. La evaluación se puede definir, de un modo simple, como la recopilación y análisis sistemático de información que nos permite emitir juicios, igualmente sistemáticos, sobre el mérito y el valor del programa evaluado. Se trata de un proceso de retroalimentación, de manera que esta fase nos permite la mejora de la política pública llevada a cabo, a la vez que nos permite solucionar cualquier dificultad que haya surgido durante la implementación de la misma.

Esta fase, imprescindible en todo proceso de implementación de una política pública, se hace necesario examinar varias cuestiones: en primer lugar, es necesario identificar cuáles son los grupos-objetivo a los que se dirige la política pública en cuestión y si éstos han modificado, de alguna forma, su conducta. A continuación, es necesario comprobar si la política pública ha sido la causa de estas modificaciones de conducta, es decir, si la política pública ha tenido impacto. Finalmente, habrá que analizar cuáles han sido los "outcomes" y si, en su caso, han sido los deseados en el momento de la implantación de la política pública.

Centrándonos ya en la tarea encomendada, voy a responder a dos de las cuestiones planteadas por la profesora Olga Gil, Ph. D acerca de la fase de evaluación en las Smart Cities.


1.- ¿Cuáles han sido las instituciones movilizadas en el proceso de producción de la política pública?
Esta cuestión, que dirige su atención a los actores, tanto públicos como privados, que intervienen en la producción de la política que ha dado lugar a las Smart Cities, varía en función de qué ciudad examinemos. 
Bien es verdad que existen ciertas constantes, la presencia más o menos fuerte de algunos actores políticos varía, dando resultados muy interesantes.

Comenzando por las ciudades asiáticas, en Shanghai hay una presencia muy intensa de actores públicos, liderados por el gobierno local. Éste, en colaboración con las universidades, es el principal impulsor de esta política pública, ayudado por comités especializados sobre los que recae el mayor grado de responsabilidad. En este supuesto, resulta muy clara la falta del componente democrático que introduciría la colaboración de los ciudadanos en la elaboración del proyecto.

En Japón, en cambio, el gobierno local, que también tiene una presencia relativamente fuerte, coopera con distintas empresas privadas del sector de la industria para llevar a cabo este proyecto. Es en esta ciudad en la que, específicamente, se ha incluido como parte esencial del proyecto, como parte de la estrategia para convertir la ciudad, o conglomerado de ciudades, en este caso, en una Smart City.


El caso de Iskandar, (Malasia), es sorprendente, puesto que prácticamente el único actor que interviene en este proceso, tanto como diseñador como productor, es el Gobierno Regional. Esto, como ocurre en el caso de Shanghai, denota una falta muy relevante de componente democrático, puesto que no cuenta con ningún otro actor político, ni público ni privado.



Cambiamos de continente y nos dirigimos a América, donde Nueva York es la ciudad elegida para el estudio. El proyecto está liderado, aquí, por el gobierno local, ayudado por la universidad. La gran diferencia que encontramos con las ciudades anteriores es la llamada a la participación de estos dos actores a los ciudadanos - usuarios. El componente democrático, aquí, es mucho más fuerte e incluye las aportaciones de los ciudadanos, mediante el uso de las tecnologías.



Finalmente, aterrizamos en Europa, comenzando por Amsterdam. En esta ciudad, en un cierto modo, similar Nueva York, encontramos que la cooperación ciudadana es el principal actor político que impulsa este proyecto. Son los propios ciudadanos, junto con un Comité de expertos los que conducen el desarrollo de Amsterdam como Smart City.


En España, son tres las ciudades seleccionadas. En dos de los tres casos, Málaga Santander, el actor con más presencia es el gobierno local, aunque en Málaga el proyecto también está siendo desarrollado por el CEMI, que fue el diseñador.




       
En Santander, el proyecto está, aún, en fase piloto.
En Tarragona, en cambio, el principal impulsor y dirigente del proyecto es una fundación. 













2.- ¿Cuáles deberían, a tu juicio, ser los principales indicadores de la fase de evaluación?
Los indicadores, como cuestión previa a la resolución de esta pregunta, pueden definirse como aquellas métricas que permiten evaluar el verdadero impacto que ha tenido esta política pública. En el caso de las Smart Cities, los indicadores nos van a informar acerca de la existencia, o no, de un incremento de la calidad de vida de sus ciudadanos, en una mejora del acceso a los servicios y al conocimiento, y en el aprovechamiento de nuevas oportunidades de desarrollo económico.
Por tanto, los indicadores que deberíamos buscar para medir el impacto que ha tenido la producción de esta política pública sobre los ciudadanos - usuarios, han de ser tanto económicos, como tecnológicos como de calidad de vida, ("smart living").
Dentro de estos grandes grupos, existen algunos indicadores más relevantes que otros, entre los que podemos destacar los siguientes:
  • Indicadores de orden económico ("Smart Economy"):
    • PIB por persona en activo
    • Ratio de desempleo
    • Registro de nuevas empresas
  • Indicadores del sector del conocimiento ("Smart People"):
    • Nivel de cualificación de los ciudadanos (% de población que tiene estudios universitarios)
    • % de población que conoce idiomas extranjeros
    • % de población que participa en la vida política (% de votantes en las elecciones)
  • Indicadores relacionados con la gobernanza ("Smart Governance")
    • Importancia de la política para los ciudadanos
    • % de mujeres representantes de políticas municipales
    • Satisfacción por la transparencia de las Administraciones
    • Satisfacción en la lucha contra la corrupción
  • Indicadores tecnológicos y acceso a las nuevas tecnologías:
    • % de ciudadanos que tengan un smartphone
    • % de ciudadanos con ordenadores en sus viviendas
    • % de ciudadanos con acceso a Internet
    • Ratio de vehículos motorizados no contaminantes
    • Seguridad en el tráfico
  • Indicadores acerca de la calidad de vida de los ciudadanos ("Smart Living"):
    • Existencia de espacios verdes
    • Uso eficiente del agua y la electricidad
    • Ratio de criminalidad
    • Acceso al sistema de salud
Estos son, entre otros muchos, los indicadores que pueden facilitarnos el conocimiento de cuál ha sido el impacto de las Smart Cities en las ciudades en las que se está implantando la política pública, y cómo está siendo esa transformación.

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